En el principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra – y la tierra estaba sin forma ni figura, con tinieblas sobre el abismo y un viento impetuoso que barría las aguas-, Dios dijo: Sea la luz, y la luz fue (Génesis 1:1-3). Como cristianos, creemos en la «encarnación», que Cristo, la segunda persona de la Trinidad, se hizo carne humana en el vientre de María hace unos 2000 años. Sin embargo, muchos de nosotros no nos damos cuenta de que Cristo ha estado presente en la creación desde sus inicios, que la «Palabra» de la que habla Dios en Génesis 1:3 fue entendida por los antiguos Padres de la Iglesia como una referencia a Cristo y que, como nos dice Pablo, todo ha sido creado por medio de Cristo. A la luz de nuestra renovada conciencia ecológica, los estudiosos contemporáneos han puesto un nuevo énfasis en esta antigua idea. La llaman «encarnación profunda», es decir, la idea de que la encarnación no se refiere sólo a la encarnación humana de Cristo en el vientre de María, por muy importante que ésta sea, sino a la presencia de Cristo en toda la creación. Reflexionar sobre esta idea puede ayudarnos a profundizar nuestra apreciación del carácter sagrado de toda la creación de Dios, de la vida en toda su espléndida diversidad y variedad, y también de las vidas humanas de quienes son diferentes y distantes de nosotros. En nuestro Solidarity Teacher Training College, en Yambio, trabajamos para contribuir a tres de los objetivos del Plan «Laudato Si'»:
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Date Published:30 Agosto 2023 Author:P. David Gentry
Article Tags: Noticias, Sudán del Sur, Solidarity, El Tiempo de la Creación |