| En Sudán del Sur, la crisis humanitaria empeora día a día. Así lo ha declarado la Organización de las Naciones Unidas, que ha registrado más de 300 000 ciudadanos obligados a huir del país en los primeros meses de 2025. La causa principal, según la ONU, es la intensificación del conflicto armado entre las fuerzas leales al presidente Salva Kiir y los grupos vinculados al exvicepresidente Riek Machar, destituido y bajo arresto domiciliario acusado de crímenes contra la humanidad. Según datos oficiales, casi 150 000 personas han entrado en Sudán, un país ya devastado por su propia guerra civil. Otras 50 000 han encontrado refugio en Uganda, 50 000 en Etiopía, 30 000 en la República Democrática del Congo y 25 000 en Kenia. Dentro de Sudán del Sur, más de dos millones de personas se encuentran desplazadas, a menudo en condiciones extremadamente precarias. Para complicar aún más la crisis, han llegado a Sudán del Sur casi 800 000 refugiados que huyen del conflicto estallado en Sudán en abril de 2023, con un flujo de 1500 personas al día. En las zonas fronterizas entre los dos Estados, como Renk, la situación es dramática y los escasos recursos no son suficientes.
Una huida sin paz Detrás de las cifras hay rostros. Familias enteras, obligadas a abandonar sus hogares y pueblos, a menudo sin saber adónde ir. Niños que crecen sin escuela ni cuidados, mujeres embarazadas que dan a luz en los campos, ancianos incapaces de ponerse a salvo. «Los sudaneses del sur están huyendo de nuevo debido a los renovados enfrentamientos armados», denunció la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Sudán del Sur, que habló de un recrudecimiento de la violencia a una escala «nunca vista desde la firma del alto el fuego de 2017». La Comisión, al término de una misión en la sede de la Unión Africana en Addis Abeba, expresó su profunda preocupación por las violaciones de los derechos humanos que se están produciendo. Una crisis agravada por las inundaciones Por si fuera poco, Sudán del Sur también se ha visto afectado por graves inundaciones, provocadas por las lluvias torrenciales y la crecida del río Nilo. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), casi 890 000 personas se han visto afectadas por las inundaciones en varias regiones del país, en particular en los estados de Jonglei y Unity. «Las inundaciones han destruido viviendas, campos agrícolas, escuelas, centros de salud e infraestructuras vitales, lo que ha dificultado enormemente el acceso humanitario», explicó la OCHA. Casi un tercio de la población afectada ha tenido que abandonar sus hogares, sumándose a los desplazados internos. En este contexto, más de la mitad de la población vive en condiciones de grave inseguridad alimentaria. Los niveles de malnutrición están aumentando y los fondos para la ayuda humanitaria son muy insuficientes. La urgencia de la solidaridad La Comisión de la ONU ha lanzado un llamamiento urgente a la Unión Africana, a los países de la región y a la comunidad internacional para evitar que Sudán del Sur caiga en una nueva espiral de devastación. «Sudán del Sur no puede reconstruirse sin estabilidad y justicia», afirmó el comisario Carlos Castresana Fernández. «El aumento de los enfrentamientos armados, los desplazamientos masivos y la fragmentación del acuerdo de paz firmado hace siete años ponen de manifiesto la fragilidad de la situación». Mientras tanto, sobre el terreno, miles de trabajadores humanitarios siguen trabajando sin descanso para proporcionar alimentos, refugio, atención médica, agua potable y materiales para contener las inundaciones. Pero sin un apoyo más fuerte y continuo, la respuesta corre el riesgo de verse desbordada por la magnitud de la crisis. El destino de Sudán del Sur sigue siendo incierto. Pero una cosa es segura: no se puede permanecer indiferente ante cientos de miles de seres humanos obligados a huir de lo que llamaban su hogar. Una población castigada, pero no vencida, que sigue esperando un futuro posible. Créditos: Sara Costantini – Ciudad del Vaticano |
Date Published:19 June 2025 Author:Alice, officer
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