Cuando Abass Daud era un niƱo, no habĆa escuelas. Sólo habĆa guerra. El gobierno de Jartum hacĆa la guerra en su tierra natal, las montaƱas Nuba, situadas en la región sudanesa de KordofĆ”n del Sur, cerca de la frontera con el actual SudĆ”n del Sur.
Ā«Siempre estĆ”bamos huyendo de las bombas de los Antonov y de las balas de los soldados. Y el ejĆ©rcito nos buscaba cuando nos escondĆamos. Pero en 2002, hubo un alto el fuego y me enviaron a la escuelaĀ«, cuenta. Ā«Fue emocionante. TenĆa una voz dentro de mĆ que me decĆa que tenĆa que ir a la escuela. Muchos chicos jóvenes Ćbamos. No tenĆa zapatos ni ropa adecuada, pero caminĆ”bamos muy temprano por la maƱana hasta la escuelaĀ». En 2009, volvieron a empezar ataques desde el norte y su escuela cerró. Huyó a Gidel, que era un poco mĆ”s segura, donde terminó la escuela primaria y comenzó la secundaria. Ganó dinero para sus estudios trabajando a tiempo parcial para familias Ć”rabes, limpiando suelos, lavando ropa y trabajando en sus granjas. En 2011, la guerra se intensificó y todas las escuelas cerraron. Ā«Mucha gente salió volando de las montaƱas Nuba, sobre todo los que estaban mejor, los que tenĆan dinero. Como yo venĆa de una familia muy pobre, me fui a casa con mi familia para esperar con ellos lo que pudiera pasarĀ», cuenta. El aƱo siguiente, llegó la noticia de que se habĆa constituido un campo de refugiados cerca de Yida, al otro lado de la frontera con SudĆ”n del Sur. Daud se unió a otros chicos y chicas de su pueblo y caminó hasta allĆ a pie. Ā«Cuando llegamos a Yida, buscamos la escuela. Pero era un campamento nuevo y no estaba bien organizado. La encontramos, pero habĆa 150 alumnos por clase. Y no habĆa mucha comida porque los caminos eran malos. AsĆ que el hambre era un problema. Al final decidĆ volver a las montaƱas NubaĀ», explica. Daud sólo tenĆa 250 libras sursudanesas cuando volvió a casa de su familia. AsĆ que pidió prestada una bicicleta a un amigo y empezó a recorrer varios dĆas a travĆ©s de la frontera hasta Bentieu, donde compraba azĆŗcar y cafĆ© y los llevaba a casa para venderlos. En 2013, algunas escuelas volvieron a abrir y Ć©l habĆa ahorrado lo suficiente para pagar las cuotas. Los bombardeos eran casi constantes, por lo que cualquier ruido importante hacĆa que los alumnos corrieran a las trincheras que habĆan cavado alrededor del recinto escolar. Finalmente, a Daud se le ofreció la posibilidad de refugiarse en el campo de refugiados de Kakuma, en Kenia, donde terminó los estudios secundarios y aprobó el examen de licenciatura. Volvió a casa y trabajó como profesor voluntario durante dos aƱos. Sin embargo, querĆa seguir estudiando en el Ć”mbito de la educación, por lo que su sacerdote le propuso ir a estudiar al Solidarity Teacher Training College en Yambio. Cuenta que el colegio fue su primer contacto con los sudaneses del sur, pero que se llevaba bien con sus compaƱeros. Hablar inglĆ©s, dice, niveló el ambiente en una comunidad con gente de muchos orĆgenes Ć©tnicos. Y elogia cómo la escuela reunió a personas de todo el mundo. Ā«Tenemos profesores que vienen de diferentes paĆses, de diferentes continentes. Han recorrido un largo camino simplemente por su amor para nosotros. Han visto nuestro sufrimiento, y han sacrificado su tiempo y su vida para venir a compartir nuestra situación, y para ayudarnos a tener conocimientos que podamos difundir a otras personasĀ», afirma. Aunque sus estudios se interrumpieron temporalmente a causa del Covid, Daud se graduó en el STTC en octubre y regresó a las montaƱas Nuba. Tras aƱos de superar obstĆ”culos, estaba listo para enseƱar. Ā«Al principio habĆa querido ser mĆ©dico, porque habĆa muchos combates y cuando la gente estaba herida no habĆa nadie para atenderla. Pero tambiĆ©n vi cómo durante la guerra todos los profesores extranjeros se fueron. Sólo quedaban los profesores nativos, y no tenĆan suficientes conocimientos. AsĆ que decidĆ ser profesor en mi propia tierra, para poder ayudar a mi gente que estĆ” sufriendoĀ», dijo. Ā«Si podemos tener profesores formados, cambiarĆ”n las mentes de los niƱos pequeƱos, y las generaciones venideras buscarĆ”n alternativas a la lucha. AprenderĆ”n a resolver sus conflictos y a vivir en paz. Me convertĆ en profesor para compartir el mensaje de que la guerra no es la solución a nuestros problemas, que el diĆ”logo puede ser un medio para resolver las cosas. En las montaƱas Nuba, los maestros son importantes para el futuroĀ». Ā”Para saber mĆ”s sobre el STTC, vea EL VĆDEO !Ā (CrĆ©ditos a Paul Jeffrey y Sean Hawkey)
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Date Published:23 Sept 2022 Author:Paul Jeffrey
Article Tags: Noticias, SudÔn del Sur, Historias de vida, Solidarity, Videotelling, Formación de profesores |